Benedicto XVI lo justificó “en algunos casos”. Lo dijo en un libro que saldrá esta semana. Y dio como ejemplo las relaciones con prostitutas. Aunque insistió en que “no es el modo para vencer al VIH”, abrió la puerta a un nuevo debate en la Iglesia.
El Papa hizo una inesperada y muy importante apertura en sus rígidos planteos sobre moral sexual. Ayer, el diario vaticano “L’Osservatore Romano” publicó adelantos de un libro-entrevista en el que Benedicto XVI afirmó que “en algunos casos puede ser justificado el uso del preservativo”.
En otra parte de sus declaraciones al periodista alemán Peter Seewald en “Luz del mundo”, la obra que estará en las librerías el martes próximo, el Papa Joseph Ratzinger hizo otra afirmación, quizás de alcances aún más vastos. Explicó que las perspectivas de la encíclica “Humanae Vita”, de Pablo VI, que dice “no” a los anticonceptivos, “siguen siendo válidas, pero otra cosa es encontrar caminos que humanamente puedan ser recorridos ”. Esta nueva apertura puede abrir perspectivas enormes de debate y estudio en los temas de moral sexual en la Iglesia, aún dentro de la línea tradicionalista que sigue el actual Papa.
Con relación a la cuestión de los preservativos, que ha dado lugar a muchas críticas a la Iglesia por una posición que no tiene en cuenta los peligros de contagios venéreos, sobre todo del sida, Benedicto XVI dijo que “concentrarse solo en el profiláctico quiere decir banalizar la sexualidad ”.“Esta banalización representa la peligrosa razón por la cual tantas personas en la sexualidad no ven más la expresión de su amor sino solo una especie de droga que se suministran ellos mismos”, agregó.
El Papa Ratzinger señaló que “también la lucha contra la banalización de la sexualidad es parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea evaluada positivamente y ejercitar su efecto positivo sobre el ser humano en su totalidad”.
Siguiendo este razonamiento, Benedicto XVI explicó que puede haber casos de uso justificado del preservativo, “por ejemplo cuando una prostituta utiliza un profiláctico y esto puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad”.
Pero “este no es el modo para vencer la infección de VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”, concluyó el Papa.
Las anticipaciones del libro-entrevista “Luz del mundo” publicadas ayer desplazaron a un segundo plano en los medios de comunicación de todo el mundo la ceremonia en la basílica de San Pedro en la que el Papa promovió 24 nuevos cardenales. En sus diálogos con Peter Seewald, que duraron meses, Joseph Ratzinger afrontó muchas cuestiones además de las relacionadas con la moral sexual. Los casos de abusos sexuales en varios países del mundo por parte de clérigos pederastas “no me tomaron totalmente por sorpresa, pues me ocupaba de estos asuntos en Estados Unidos y en Irlanda cuando estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe”, explicó. Pero aunque conocía estas cuestiones “fueron para mi un shock enorme las dimensiones del fenómeno”. Agregó que “ver al sacerdocio manchado de esa manera y con ello a toda la Iglesia Católica ha sido difícil de soportar”.
En cuanto al sacerdocio de las mujeres, Benedicto XVI reiteró a su interlocutor que la Iglesia “no tiene facultad alguna” para ordenar féminas. “No se trata de no querer, sino de no poder”, reitero, recordando que Cristo “dio una forma a la Iglesia con los doce apóstoles y sus sucesores, los obispos, y los sacerdotes, todos hombres”.
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viernes, 19 de noviembre de 2010
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