El uso del sufijo “son” en la mayoría de apellidos suecos, ha hecho que un considerable grupo de ciudadanos de ese país “declare la guerra” a una de sus más reconocidas señas de identidad.
Apellidos como Johansson, Andersson y Karlsson son los más usados, siendo el motivo de su “omnipresencia” el que antigüamente, los suecos añadían la terminación -son al nombre de su padre cuando nacía un niño o dotter cuando se trataba de una niña. Lars, hijo de Karl, pasaba a llamarse Lars Karlsson; y Lisbet, Lisbet Karlsdotter hasta el matrimonio.
El proceso de cambiarse el apellido cuesta 200 euros y la demanda aumenta año tras año. Solo el 2010, 7,257 suecos se cambiaron hicieron el cambio, el mismo que tiene un costo de 200 euros.
Sin embargo, el hecho de cambiarse el apellido en Suecia, no es tan sencillo pues existen ciertas restricciones. Por ejemplo, el uso de marcas registradas, como Coca-Cola, apellidos como Bernadotte, de la Casa Real sueca; o aquellos que son considerados obscenos. Tampoco es posible elegir, por ejemplo, los de Obama oDonadoni, del jugador de fútbol italiano.
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